En lo que a envases de alimentos se refiere, probablemente son el plástico, el cartón y el papel recubierto los materiales más utilizados: envases de leche, zumos y otras bebidas; comidas preparadas; etc. Las toneladas de envases alimentarios que cada año acaban en los vertederos tras su uso se cuentan por millones. En el caso del papel y el cartón, el proceso de degradado es más rápido, pero cuando hablamos de embalajes de plástico son décadas el tiempo que se necesita para su degradación.
Un grupo de investigadores europeos ha desarrollado una innovadora solución para que el embalaje de alimentos sea fácilmente reciclable, biodegradable y producido de manera sostenible.
BIOBOARD es un proyecto que ha desarrollado un nuevo material de embalaje sostenible utilizando proteínas del suero de la leche y residuos de patata. El proyecto ha sido financiado por la Comisión Europea; coordinado por la empresa Iris, que cuenta con sede en Barcelona y en Dublín; y en el que participa una cooperativa catalana, Llet Nostra, entre otros.
Los resultados de este proyecto que se desarrolló durante tres años han permitido idear un recubrimiento biodegradable basado en la proteína de leche y en la pulpa de la patata. Ahora, finalizada la investigación, el objetivo es convertir este nuevo material en una seria alternativa al plástico utilizado como embalaje de alimentos.
Cada año se desestiman en Europa unos 20 millones de toneladas de suelo de leche. En el caso de la pulpa de la patata, las cifras son aún mayores, unas 140.000 toneladas.
Los responsables del proyecto aseguran que todos estos residuos podrían utilizarse y aprovecharse para la fabricación de envases alimentarios respetuosos con el medio ambiente que ayudarían a reducir la dependencia del plástico procedente de combustibles fósiles para la protección de alimentos.
El proyecto ha puesto a prueba el producto evaluando sus propiedades de estanqueidad, adherencia, flexibilidad y otras características imprescindibles para el envase de sólidos y líquidos.
Y en lo que a su reciclado se refiere, las distintas capas ofrecen potencial para agilizar el reciclado industrial y obtener material reciclado más puro y con mejores propiedades.
Para el mercado de los bioplásticos, la creciente demanda de productos ecológicos y los precios cada vez más volátiles de los combustibles fósiles son, sin lugar a dudas, trampolines que están impulsando este mercado que crece a un rito de entre un 20% y 30% anuales.
Para productores y la industria agroalimentaria, los embalajes sostenibles como alternativa a plásticos, no solo son un recurso para reducir los residuos y proteger el medio ambiente, sino una herramienta que, bien utilizada, permite obtener una mayor competitividad.
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