Entrega en 72 horas, en 48 horas, en 24 horas… La competencia entre las empresas es cada vez más fuerte y la necesidad por diferenciad de diferenciarse es imperiosa.
Los consumidores, poco a poco, se vuelven más exigentes, más conscientes del impacto social y ambiental… Y también tienen cada vez tienen más información sobre sus derechos a la hora de comprar. Y es justo aquí, donde resulta importantísima la “promesa al cliente”.
Pero, empecemos por el principio, ¿qué es realmente la promesa al cliente? Resumiendo de una manera muy simple, es que si nos piden 20 pares de zapatos (cantidad) de la marca X (calidad) el jueves a las 18:00 horas en la tienda, debemos cumplir. Si lo hacemos, entonces habremos cumplido con la promesa al cliente.
Por tanto, un buen producto, un marketing bien hecho o un buen precio, no bastan si no cumplimos con los tres requisitos fundamentales que actúan en la promesa al cliente: cantidad, calidad y sobre todo la oportunidad.
Uno de los principales errores que cometen las empresas es creer que la logística consiste en llegar rápido. Cuando en realidad, para la mayoría de los clientes lo importante es llegar cuando nos hemos comprometido a hacerlo.
Así, una empresa que se compromete a hacer la entrega del pedido en 72 horas y llega a tiempo, es mucho mejor que una empresa que promete hacerlo en 24 horas y llega tarde.
En juego está la imagen de la empresa y la fidelidad de los clientes, por ejemplo.
A veces que es mejor ampliar el margen de entrega y cumplir con lo que prometemos que prometer aquello que no estamos seguros de poder cumplir. Llegar en el plazo prometido genera credibilidad, confianza en el cliente y fidelidad.
Si externalizas la logística de tu negocio, antes de contratar a un proveedor logístico, asegúrate de que cumple los plazos que promete.
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